NEWEN MAPU CHE Documental de Elena Varela

sábado, 9 de agosto de 2008

Elena Varela y el crimen de contra-informar

La cineasta y documentalista Elena Varela, está detendida desde el 7 de mayo en la Cárcel de Rancagua, acusada de ‘asociación ilícita par delinquir y de dos delitos de robo con violencia’; esto ocurrió mientras se encontraba relizando el documental "Newen Mapu Che" acerca del conflicto entre empresas forestales y el pueblo mapuche; fueron confiscados todos sus archivos y equipos.
Por Claudia Acevedo
“Elena Varela, documentalista, fue detenida el 7 de mayo en Licanray y acusada de ‘asociación ilícita par delinquir y de dos delitos de robo con violencia’. Elena Varela se encontraba realizando un documental llamado "Newen Mapuche" con fondos concursables otorgados por el Fondo Audiovisual, -su temática es el conflicto mapuche con las empresas forestales-. Este documental, iniciado con posterioridad a los delitos que se le imputan, ha cumplido todos los requisitos establecidos por el Fondo Audiovisual”[1].

Al leer estas noticias, la carta de Elena Varela desde la Cárcel de Rancagua, mensajes de denuncia, recuerdo lo conversado con la Chepa Troncoso. Tal como escribí en esa oportunidad acerca de lo que pude conversar con ella durante sus días de huelga de hambre en el Hospital de Chillán, Patricia y tantas y tantos comuneros mapuche, dirigentas y dirigentes, acusados de “actos terroristas”, no han tenido juicios justos; los montajes, las vejaciones, torturas, prisiones ‘preventivas’ de largos períodos son parte del aparataje que deben soportar y que pretende reafirmar el estigma de mapuche=terrorista.

Todo aquello entonces que tenga que ver con este pueblo, con develar sus luchas y reivindicaciones es peligroso, porque entonces se dejaría al descubierto todo ese andamiaje que estaría amparado en grandes y poderosos grupos económicos (que no significa gran cantidad de personas, sino unas pocas ostentando mucho) a los cuales los resguardarían aparatos de seguridad al puro estilo dictadura militar.

En la memoria tengo esos días en Chillán cuando en las manifestaciones y caminatas por la libertad de la Chepa y de todas/os las/os presas/os mapuche nos seguían personajes (algunos con evidentes disfraces) con comunicadores en sus orejas, que se reemplazaban cada tantas cuadras, probablemente informando (¿a dónde? ¿a quiénes?) acerca de las personas que concurríamos y hacia dónde nos dirigíamos; también recuerdo las intervenciones a los celulares de quienes estaban a cargo del grupo de apoyo.

Por otro lado, escuchaba con espanto lo que me contaba un dirigente de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) sobre los cotidianos allanamientos por parte de carabineros y militares a las casas de dirigentes mapuche[2] en las comunidades buscando a supuestos “terroristas” armados hasta los dientes, pero que sólo encontraban a mujeres, niñas y niños a los que hasta hoy siguen truncando sus sueños y pisoteando sus vidas; así lo reflejan sus dibujos ¿infantiles?, en donde aparecen los allanamientos, las lacrimógenas, los balazos; que en Lleu Lleu ya no tienen agua, que está todo seco; recuerdo ese lugar plagado de pinos y eucaliptos, que ya les han tomado casi toda el agua que ocupaban para los riegos y el consumo de sus hogares; demás está decir la responsabilidad que recae en las forestales en las plantaciones y talas de estos bosques.

Elena Varela y su equipo se dedicaron varios años a recopilar información desde los mismos mapuche y personas afectadas- que no es dar voz a quienes no la tienen (porque sí la tienen y nunca la han perdido)- dando un foco de atención, con una mirada crítica e investigativa, a aquello que se quiere ocultar, invisibilizar. En específico, los conflictos que se han producido entre forestales y mapuche; empresas que pertenecen a poderosos grupos económicos en Chile, que utilizan este poder, además del político, para expandir riquezas; está claro que mediante estas acciones van desapareciendo pueblos, historia, raíces, culturas, quebrando ejes de energía universales.

Las palabras, las imágenes, relatos de acontecimientos son potencialmente “peligrosos” para quienes no quieren que aquello salga a la luz, se visibilice, se de-vele/re-vele porque entonces ¿se rebelan otras y otros? ¿Qué pasa con ese material, qué hay en esos testimonios, que provoca entonces que ese aparato de seguridad se mueva, intercepte, allane, “confisque”, encarcele, incomunique, amenace? El resto sólo podemos ver un extracto del documental “Newen Mapu Che- La fuerza de la Gente de la Tierra”[3], motivado por el asesinato del joven mapuche Alex Lemún, ocurrido el 2002, y que dentro de cuyos testimonios aparece un joven mapuche obligado, por seguridad propia, a pasar a la clandestinidad.

En Chile está claro que el silenciamiento continúa, más soterrado, pero existe. Las formas de expresión (no así la LIBERTAD de expresión) sigue siendo entonces un privilegio de un@s poc@s, siempre y cuando no osen molestar a los poder(es)osos.

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